viernes, 6 de noviembre de 2009

Por si no hay reencarnación.

Hemos perdido una madre y una esposa, pero hemos hallado una buena estudiante. Así definió mi marido la situación por la que atraviesa mi casa desde el inicio de clases. Y sí, no puedo negarlo, me he convertido en estudiante de tiempo completo. Lo prueban mis ojeras y los seis libros que están sobre mi escritorio. Mis días transcurren entre clases y tareas. Tareas escolares y hogareñas. Mientras llevaba a Joel a la competencia de boliche del Estatal de Olimpiadas Especiales, iba pensando en el trabajo pendiente sobre la Odisea. Aunque no podía quitarme de la cabeza a Sor Juana y su Primero Sueño, que me ha traído insomne. Canto el Himno a Hipnos rogando que se apiade de mí y me impulse a hacer bien el trabajo final de Analisis Literario.

Entrar a la Universidad ha sido fabuloso, así con todo. No he visto sin embargo, el mismo impetu en mis compañeros más jovenes, ¿será acaso que pocas cosas les sorprenden? Si así fuera, me felicito por no haber perdido entonces mi capacidad de asombro. Pero claro, ellos tiene la vida por delante y yo, bueno, ya camine un buen trecho.

Hoy pensaba todas las vidas que he vivido en una sola. Muchos las vivimos, pero por alguna razón que desconozco, me han sorprendido todas las vidas mías. Estaba esperando a que me recibieran el certificado de preparatoria que debía entregar ahora. Para poder ir, tuve que dejar a mi hijo en medio de una competencia, sin mis porras. Ya había planeado lo que ibamos a comer y la ropa estaba limpia. Había lavado mientras terminaba de preparar una exposición sobre "Electra" y estudiaba para el examen de linguística. Y aquí quedaría bien otros comentarios que he recibido "¿quién te tiene estudiando?" "¿qué necesidad de complicartela existencia?" Me tengo estudiando yo y la necesidad es la de seguir viviendo, tantas vidas como pueda, por si no hay reencarnación.

martes, 25 de agosto de 2009

Entre tarea y tarea


De regreso a casa el otro día, en medio la marabunta que se arremolina a eso de la una de la tarde a lo largo del Blvd. Morelos, me dí cuenta de algo. Definitivamente no huele a cuaderno Polito combinado con lápiz Mirado. El edificio si se parece un poco a aquel en el que inicié mi educación en párvulos. Ya con éste término y los dos anteriores doy a conocer que pertenezco al periodo Tríasico de la Era Mesozoica (gracias, Doctor Contreras). Me refiero a mi regreso a la Universidad. Ahora sí, nada de matemáticas! bueno, como no sea para contar las sílabas de un verso, pero hasta ahí el grado de dificultad MATEMÁTICA, lease bien. Porque creo que ésta vez si da miedo.

La juventud pulula por toda la Escuela de Letras, pero en mi salón 6 pertenecemos casi al mismo período geológico (unos mas modernos que otros). Ahí estamos y la maestra de Aprender a Aprender no deja de recordarnoslo. "Si, jovenes, el grupo es bastante diverso, y de seguro aprenderán de sus compañeros mayores". Las pedradas son certeras, como aquella de que no tenemos la misma capacidad de retención, que si tenemos el disco duro lleno y otras en ese mismo tenor. Por si las dudas me llevo mi drive extraíble, y... matenme ese gallo?

El caso es que durante éstas últimas dos semanas, de 7am a 1 pm me pueden encontrar sentada en mi mesabanco, que por cierto es el de enfrente, escuchando con atención y tomando notas como loca. En un par de clases me parece que realmente estoy de regreso en la primaria, trabajando en equipo CONSTANTEMENTE, así se usa ahora. Ya no es clase, es TALLER, o sea, además de la maestra, tus compañeros tambien te dan su opinión sobre tu mal trabajo, es duro regresar, eh!

El primer berenjenal ya lo sorteé. Se trataba de leer y hacer un ensayo sobre la "Teogonía" de Hesíodo. Durante dos semanas leí y releí el dichoso libro. Lo rayé, escribí sobre lo escrito y me pregunté qué sería de mí, pues en esa misma materia leeremos la Ilíada, la Odisea y otros textos semejantes. ¿cómo haré para leerlos todos "n" veces y hacer los ensayos? Anoche terminé el primer ensayo y lo envié (claro que ni hay que imprimirlos y ponerles una bella portada; todo va vía mail). Todo el día de hoy pensé que debí haberlo revisado mas, hacer mas comentarios, es más, volver a escribirlo y enviarlo hoy. Pero, gracias a alguna deidad griega, el maestro lo encontró bueno y me contestó (vía mail, claro) que el trabajo estaba bien. No dijo excelente (no me importa), no dijo vuelvelo a hacer (me parece fenomenal).

Una menos, pero por ahí corre el rumor de que la maestra de Español es muy dura. Y ni les cuento que la de redacción creo que no canta mal las rancheras. Pero si ya tuve chamacos, marido y jefes, no crean que me quitan el sueño, canas más canas menos, ahí me quedo.

Por cierto, mis hijos están encantados con la idea. Me preguntan a diario si ya hice la tarea, aunque confesaron que no es por interés en mi desarrollo personal, les encanta poder cobrarse la de veces que les pregunté lo mismo mientras disfrutaban viendo la tv o jugando.

viernes, 24 de julio de 2009

la princesa del norte



De seguro les ha pasado. Leen el libro y al rato ya estan comprando palomitas, con su boleto en mano para ver la adaptación en película. Bueno, en ésta ocasión si leí el libro primero, La Reina del Sur, de Perez Reverte. El mismisimo día después de terminarlo estaba arriba de éste jet ski. Claro que la situación era diferente, mientras la Reina surcaba mares en su lancha rápida, en ocasiones cargada de droga, ésta princesa surcaba el intermitente brazo del mar de Cortez que dá al Estero Morua, en el momento que se tomaba la foto, la marea estaba bastante mas alta que de costumbre, ya saben, la luna. Tratando de sentir lo que recién acababa de leer. El agua salada corriendo por mi piel y llegando a mi boca. La velocidad del viento y los traqueteos del aparatejo que no pude conducir debido a mi mano recién operada.

Curiosamente, éste libro tuvo bastante que ver con el agua. Un día me disponía a leerlo tirada al sol, junto a la alberca y por algún movimiento brusco, el libro fué a dar a la alberca!!!! lo desafortunado es que el libro es prestado, he recorrido librerías a pie y en línea buscando una edición de pasta dura para reponerlo. No hay manera, tendrá que bastar un paperback. Sorry Mary.

miércoles, 24 de junio de 2009

Teléfono carpintero


Creí que me había salvado. Ante tanta contaminación visual que los candidatos han colocado a diestra (ni tan diestros) y siniestra (bastante siniestros, todos!), a éstas alturas de las campañas ya ni las veía, aunque si notaba las mas recientes, como la del fulanete que a falta de postes, optó por poner un anuncio de él corriendo, querrá dar a entender que seguirá corriendo después de que lo elijan para diputado hasta llegar a ser "algo"? No sé, él sí.

El caso es que hoy, mientras me ocupaba de mis labores domésticas, con demasiadas cosas por terminar y sin mucha ayuda, sonó mi teléfono celular.

Me podría comunicar con Rebeca, dijo el hombre en la línea,

ella habla, contesté.

Pues le llamo para agradecerle a nombre de Elias Serrano su apoyo en la contienda interna.

¿Qué qué? ¿De dónde me llama?

De la oficina de Alfonso Elías.

y ¿quién le dió mi telefono?

Pues seguramente algún familiar o amigo suyo trabaja aquí y él...

pues fíjese que no,

ah! me dijo en tono molesto, ¿entonces es usted panista?

Claro que eso a usted no le interesa, le contesté y mis amigos y familiares, no le dan a nadie a cualquiera mi teléfono.

¿y que no conoce usted a Alfonso Elías? me preguntó el fulanete, con desdén,

pues no, le contesté.

¿no sabe quién es Alfonso Elías? me preguntó con asombro, rayando en la incredulidad.

Claro que lo sé (lo que no le dije es que sé que es un idiota), pero no lo conozco, y por lo tanto no tiene por qué saber mi número telefónico. ¿Cuál es su nombre? le pregunté

Pues eso no se lo puedo decir (entonces supe que Elías no era el único idiota en esa oficina)

Mira qué bien, usted si puede saber mi nombre y yo el suyo no!

Soy Rey López. (si le hubiera preguntado si era pariente del Peje, me hubiera acusado de ser del.... PT? Convergencia? PRD? habría sido interesante la respuesta

y ¿cuál es el nombre de su supervisor?

Eso tampoco lo puedo decir,

Pero si puede decir que habló conmigo, verdad??

Se llama Paulino Simón.

Y ¿de qué teléfono me llama?

Eso sí no sé, no sé ni qué telefono es aquí.

Pues mire, por lo pronto yo voy a buscar el telefono del IFE, para preguntar se es válido lo que usted hace, para averiguar si es válido que ustedes tengan un listado del padrón electoral con número telefónicos y todo. Y después hablaré a la prensa para dar a conocer que ustedes tiene no sé qué métodos para obtener información que debiera ser confidencial.

A éste señor López le pareció que agradecerme estaba de más y colgó. Pero si quieren hablar y preguntar por él, les envío su número telefónico: 662 213 3466.

¿Se debería mi enojo a que me distrajo de lavar trastes? No creo, éso no me desagrada, lo que me enfurece es saber cómo nuestra información parece estar a disposición de todos y eso incluye a personas indeseables, como los candidatos a gubernaturas. Pero ¿qué se creen? ¿realmente creen que llamando a las personas (a la hora de la siesta, por cierto) votaremos por ellos? Entre los millones que se han dicen unos que otros han robado robado (qué novedad) y los que solo logran atraer la atención por las estupideces que dicen, me queda claro que será difícil votar, ¿nos quedará votar por el menos malo? ésa es la decisión, pero ¿no ha sido eso lo que hemos hecho desde que teníamos 18 años? Si así se las gastan de candidatos, ¿qué harán si son gobernadores????? Bueno, al menos esa respuesta si la sabemos.

viernes, 27 de marzo de 2009

De las mujeres


He entrado últimamente a varios blogs. Casualmente de mujeres. Leí un libro llamado "Historias de mujeres" de Rosa Montero. En él se reúnen las biografías de varias féminas que se han atrevido a escribir en diferentes momentos de la historia. Tanto en los blogs que he leído como en el libro se maneja el tema de la discriminación contra la mujer. Hablan de la fuerza que se requiere para atreverse a ser diferente, a vivir de una manera no acorde a como se supone que debe vivir una mujer. Según lo descrito en los cánones la mujer no debiera esperar mucho de su existencia, más allá del hecho de tener hijos y formar un hogar con una absoluta sumisión a su marido. Eso ha llevado a que las mujeres que se atreven paguen muy caro el seguir su imperiosa necesidad de VIVIR completamente expresando sus ideas, escribiendo, gobernando, estudiando, en fin, en pocas palabras, haciendo lo que les venga en gana. Si un hombre se atreve es audaz, si una mujer lo hace es un atrevimiento sin sentido, pues no tendrá al final ningún mérito y sus logros en muchas ocasiones pasarán al olvido, porque los historiadores (hombres) les negaran el paso.
Durante toda mi educación elemental, hasta la preparatoria acudí a un colegio de monjas, exclusivo de niñas. Recuerdo que una de las cosas que me causaban desasosiego era pensar que al salir de la escuela, me desarrollaría en un mundo mixto, interactuando con hombres y mujeres. La educación que estaba recibiendo, según lo entendía entonces, me dejaría en desventaja al no estar aprendiendo a convivir con niños. Por eso, me inscribía en cursos de inglés y francés de academias mixtas, y ya en la prepa, en algún curso de filosofía marxista, ay, la niña del colegio de monjas, con su manifiesto comunista bajo el brazo!!! En fin que creo haber superado el trauma (de ambos conceptos). Luego supe de otra compañera mía del colegio a quien le dio un shock tremendo cuando la cambiaron a un colegio mixto. Me gustaría saber más acerca de esa historia (de mujer, también), pero no volví a ver a mi amiga.
El caso es que ahora, luego de muchos años de haber salido de la escuela y de pasear a mis anchas en éste mundo mixto, me doy cuenta que regreso a mis orígenes. Acudo a un club de lectura, compuesto exclusivamente de mujeres. El taller literario donde nos atrevemos a escribir esta formado solo por mujeres. Otro grupo de mujeres al que acudo, ESIA con señoras que vienen de otros países a vivir a Hermosillo, traídas aquí por los trabajos de sus maridos, solo en contadas ocasiones las mujeres que han formado parte de éste grupo han llegado solas, o con hijos porque su propio trabajo así lo ha requerido. Acudo a dos cafés, también de mujeres exclusivamente. Mis mejores amigas son mujeres.
Lo que me parece cómico es cuánto me peleaba en mi infancia y juventud con el hecho de estar rodeada de mujeres. No me quejo mucho de eso ahora, fue un excelente medio para comprender qué no quería para mí. Ahora veo que en particular ése colegio era bastante abierto. Solo una ocasión, una monja me advirtió que no toleraría que yo sublevara a mis compañeras, ¿Cómo hubiera podido? La mayoría de ellas pasaban por el periodo de la adolescencia en el que lo más importante eran los muchachos, y se les iban las horas calificando todos sus atributos, ojos, cabello, nalgas, contenidos (...) y un largo etc. Ahora mi marido me dice que soy una mala influencia para mis amigas, soy bastante subversiva... y lo tomo como un cumplido, aquí entre nos.
Las mujeres de todos los grupos son diferentes, pero creo que todas se atreven a cosas diferentes. Unas a seguir la norma y otras a transgredirla, aún en nuestros días ambas situaciones son difíciles. Las mujeres de ambos grupos se sienten igualmente atacadas y ofendidas por sus contrarias. Creo que esa situación se debe principalmente a la necesidad de ambos grupos a hacerse respetar. Las visiones de los dos grupos son igual de valiosas, pero también ambas tienen sus asegunes. En este orden de ideas, lo que me ha calado últimamente es ver como algunas mujeres se someten.
Hace unas semanas estuve en un partido de baseball en el Estadio Héctor Espino. Llegó el flamante candidato a gobernador por el partido en el poder, escogido por dedazo a pesar de los "votos". Pero eso es otra historia. Lo que me llamó la atención fue ver, en el palco donde estaban todos los rojillos (que ya no significa lo de antes) a dos lindas mujeres, una de ellas si quería ser presidenta municipal, pero no la dejaron. Mientras todos andaban en campaña (excepto por el candidato quien supone que no necesita ganar adeptos, pues no se levantaba a saludar a nadie). Se levantaba el Ungson, el Pano y hasta el Chino Lam. Pero ellas, bueno, no se levantaron ni para ir al baño!!! Supongo que no se tomaron ni una cervecita, tampoco estaban ahí para eso. Ambas mujercitas me recordaron a las edecanes de la Tecate, pero sin los shorts.
La sumisión de las mujeres no se da solo en política, se da también en la casa, ¿qué de ahí se aprende? Por eso no celebré el famoso día de la mujer. Y no lo haré hasta que las mujeres se lo crean. Si quieren ustedes, hasta que se empoderen y comprendan en verdad su valía, que no está en que otros u otras la reconozcan, sino que la acepten ellas mismas. Pero entonces, ya veremos que en realidad es ridículo festejar un día por esa razón.

jueves, 12 de marzo de 2009

María José

Vuela María José, haz hecho tu parte en este mundo. Veniste y lo cambiaste para muchos. Nos diste la oportunidad de demostrar lo que podiamos hacer y de hacer lo que creíamos imposible. No lo alcanzarías a comprender. Pero cuando tuvimos que traer tu hormona de crecimiento pasamos por un conflicto. Ahí estabas tú, necesitando urgentemente mas hormona de crecimiento para continuar tu tratamiento. El Dr. Angulo nos había recibido en su casa para revisar a Joel y aprovechando que veniamos de vuelta a México nos dió algunos viales que contenían tu hormona. Había algunos problemas logísticos en cuanto al transporte, en primer lugar los viales debían mantenerse en refrigeración lo cual en un viaje tan largo, unas once horas, desde Nueva York hasta Hermosillo parecía en sí un gran problema. Luego, hacerte llegar la hormona hasta Pachuca, con lo grande que es nuestro país! Además a raíz de conflictos internacionales estúpidos, de incomprensión basicamente originados por el odio y la ignorancia, las aerolíneas impiden transportar líquidos en aviones comerciales. Nada de eso importaba, necesitabas el tratamiento y lo obtendrías. La hormona llegó sana y fría hasta Hermosillo, tu papá volo de Pachuca a Hermosillo y de regreso el mismo día con el preciado encargo. Recuerdo bien a tu papi, llegando a esta ciudad a 40 grados de temperatura en pleno verano con un sweater. Me preguntó que si aquí no llovía y tontamente le respondí que sí, que el año anterior había llovido. Soltamos una carcajada, pero si en Pachuca llueve a diario, cómo que el año anterior llovió en Hermosillo. A cambio de tu hormona recibimos unos deliciosos "pastes" que había mandado tu mamá. El costo de la hormona lo habría cubierto el Dr. Angulo. El pago era cubierto al ver tu sonrisa. A ti te costaba mucho, las inyecciones eran diarias en tus piernas, el dolor era cotidiano. La rebeldía tal vez tambien. Pero transformabas esa rebeldía en trabajo diario, para recibir las terapias, hacías que tus papás fueran mas allá de sus fuerzas, tu condición se los exigía y ellos no tenían más que cumplir con lo que sabían era necesario para tenerte con ellos. Además de cuidarte a tí, buscaron el tiempo y la manera para educar a muchas personas sobre lo que era tu condición, Síndrome Prader Willi. Ese enemigo que estaba inmerso en tu hermoso y tierno cuerpecito y que te hacía hacer y querer cosas incomprensibles. Pero que no era tu. No era esa chiquita lindisima, con unos ojos divinos que mostraban una ternura y un gran amor. Tus labios no pronunciaban muchas palabras, ese silencio tuyo hablaba y decía tantas cosas. Nos ordenaba buscar a otros chicos como tú, nos conminaba a seguir adelante buscando respuestas a preguntas que tenían miles, muchas nada satisfactorias.
Ahora ya hablas, no podremos escucharte, solo los angeles lo harán. Te escucharan tambien Toñito, Lalo y Ximena, tus hermanitos Prader que habrás conocido allá. Pero tu silencio retumba en nuestros oidos aún. La pena por perderte tambien queda en nosotros. Tu sonrisa nos iluminará siempre y nos hará continuar.

miércoles, 11 de marzo de 2009

El angel

Ana y Gabriel llegaron a casa con la niña en los brazos. Queriendo protegerla de todo. Sentían que al llevarla a casa la tendrían finalmente a salvo. Nada podría pasar, ahí estarían ellos para burlar a la muerte de ser necesario. La esconderían ahí, en casa, entre sus brazos para que no llegara ésta a arrebatárselas.

En la casa reinaba el silencio. La familia y amigos aún no sabían si llamar o visitar a la bebé. Temían decir las palabras equivocadas. ¿Qué tal si el decir felicidades no era correcto? ¿Cómo poder felicitarles por tener una hija así? Considerando el camino que tienen frente a si de trabajo y entrega a su hijo especial. A todos le resultaba difícil el sentir la misma alegría que cuando nace un niño normal, ¿Qué no escuchamos siempre, con que nazca bien me conformo, no importa lo que sea?

Por fin estas en casa, mi niña, este es el cuarto que hemos preparado para ti. Tus hermanos vendrán pronto a saludarte, ya quieren conocerte. ¿Tienes hambre? Veamos, ¿hace cuánto que comiste? Uff, si ya pasaron casi tres horas. Vamos a ver, te daré leche, pero promete que vas a llorar un poquito, anda despierta, ¡vamos haz un esfuerzo! Muy bien, ya está, ahora papá te abrazará un poco para que te duermas.

Ana, con el pretexto de lavar las jeringas con las que alimentó a la niña, va a refugiarse a la cocina. Ahí, en ese momento de soledad, llora y no por primera vez, tal vez no ha dejado de llorar interiormente desde el momento que vio a la niña en la incubadora. Casi inerte, tan blanca como las mismas sábanas sobre las que yacía, con aquellas manitas huesudas y transparentes que en un instante, de alguna manera milagrosa, se aferraron al dedo meñique de Ana quien había introducido su mano por una de las aberturas de la incubadora.

El padre toma a la niña entre sus brazos con una evidente preocupación. Con el primero de sus hijos había perdido el miedo a cargar a los bebes e incluso a bañarlos, pero ella era diferente…
Es tan pequeña, tan frágil, ni siquiera puede llorar. ¿Cuánto tiempo resistirá? ¿Qué haremos con ella? ¿Cómo vamos a alimentarla? –piensa el padre al abrazarla. ¿Y si nos quedamos dormidos por la noche y la niña se muere de hambre porque no escuchamos su llanto tan débil? Ya se, pondremos el despertador para asegurarnos de darle de comer cuando es debido.

Conforme avanzan los meses la niña va creciendo lentamente. En los padres empieza a surgir la desesperanza, la duda… la culpa. ¿Por qué tuve que tomar los antidepresivos? ¿Será un castigo por haber insistido en tener una hija? Si ya teníamos a los varoncitos, ahora ellos son los que también sufren por la exagerada atención hacia su hermana. ¿Será que habrá heredado esto de mi o de Ana?
La tensión aumenta en casa año tras año. Ana y Gabriel no logran ponerse de acuerdo en como tratar a Sofía. Gabriel piensa que todo pasará, todo son exageraciones de Ana, su excesiva preocupación, que mas da que no avance en la escuela, que no logre hablar bien, que no pueda soplarle a las velitas de su pastel de cumpleaños. Cuando mira los tiernos ojos almendrados de Sofía, su hermosa carita redonda, la manera que tiene de siempre salirse con la suya, no hay nada que pueda negarle, la quiere tal como es, ¿para qué forzarla con las interminables terapias?

Ana por su parte se sume lentamente en una depresión que le arranca las ganas de seguir tratando. Siente que va perdiendo la batalla ante ese abominable ser en el que se ha convertido la enfermedad de su hija. Esa enfermedad ha tomado vida propia, es algo contra lo que tiene que luchar despiadadamente.

El observar las miradas dubitativas de las decenas de médicos a los que habían acudido y de los cuales ninguno sabía lo que provoca los síntomas de la niña, poco a poco va minando la certeza encontrar un tratamiento que por fin cure a la niña. Pero a pesar de todo siguen buscando frenéticamente una cura.

El cliché que ahora oyen a menudo de pero si es un ángel que Dios les ha enviado, les retumba en los oídos y en el corazón, ¿debiéramos acaso sentir alivio por tener un angel así? piensan Gabriel y Ana sin poder decirlo, ni siquiera el uno al otro.

Hay otro tipo de ángeles por supuesto. Como Nydia, aquella compañerita de Sofía quien guardó en un closet un trozo de chorizo durante varias semanas hasta que éste se descompuso. Entonces preparó unos tacos con chorizo que ofreció a Sofía durante el recreo a sabiendas de que ella no se resistiría a comerlos pese a que Nydia molestaba constantemente a Sofía frente a sus compañeros llamándola gordinflona, panzona y estúpida. Nydia había visto a Sofía tomar alimentos de la basura y comérselos creyendo que nadie la observaba. Pensaba que Sofía era una asquerosa tragona.

Debido a la intoxicación por comer los tacos Sofía fue a dar al hospital. Ana regresó a la escuela para pedir castigo para Nydia, cosa que nunca sucedió.
Después de abandonar el hospital, Sofía no volvió al colegio. Eran ya tantas las escuelas a las que había acudido, a las que Ana había rogado por una oportunidad para su hija hasta que se dio por vencida. Sofía permanecería en casa, ahí estaría segura aunque no terminara la primaria.


Nos aseguran que su enfermedad es incurable, que lo único que tenemos que hacer es mantener a Sofía alejada de la comida, darle terapias, pero eso es imposible, Sofía es muy floja, no quiere, y yo, yo no puedo mas. Me cuesta trabajo manejar ya, tengo los nervios destrozados, no puedo estar llevándola con tantos terapeutas, psicólogos y nutriólogos. ¡Como si fuera tan fácil negarle la comida! Ayer que la lleve al parque se me acercó una fulana y me dijo que ella podía darme algo para ayudar a la niña a bajar de peso, ¿qué sabe ella de la enfermedad de Sofía? ¿Cómo pudo atreverse a decirme eso? Además, los niños también van a querer que los lleve a prácticas de futbol, al karate o quién sabe a qué otra cosa que se les ocurra. Mejor nos quedamos todos en casa y ya está.

No te preocupes, asegura Gabriel, en cuanto le entre la pretensión va a bajar de peso, ya verás, el novio la va hacer cambiar y entonces dejará de pensar en la comida.

Voy a llevarla con el médico que me recomendó Laura, dice que ha curado a personas que tienen cáncer. Ella conoce a alguien a quien el doctor curó. Dicen que es muy estudioso y que tiene métodos para hacer que los cromosomas se recuperen y si es así, todo éste infierno quedará atrás, ella podrá vivir una vida normal. Entonces ya no tendremos problemas, dejaré por fin los antidepresivos y los somníferos, tendremos ya a la hija que siempre soñamos, la que me acompañaría a todas partes y compartiría mis cosméticos, la que te recibiría corriendo hacia ti gritando, ¡Papá, papá! cuando volvieras de la oficina.

viernes, 13 de febrero de 2009

Un largo, largo viaje


Si hay algo que me guste hacer es manejar en carretera. Me encanta manejar e ir escuchando mi música y cantandola. En mi carro, la música la programa el que va manejando, entonces el viaje involucra un constante conectar y desconectar de ipods. La plática en el camino a menudo sale sobrando, voy buscando repuestas, preguntas y recuerdos mientras manejo. He manejado muchisimo en carretera, sola y acompañada, así que el viaje que emprendí el martes pasado pensé que sería igual de tranquilo y sin complicaciones. Ir y venir a Nogales, Arizona con objeto de hacer trámites y compras. Nada diferente a otros, ¿o si?

Pues resultó que sí. Ibamos mi mamá, mi hermana y yo tranquilamente esperando gastar dolaritos y desestresarnos al mismo tiempo. Pero no contabamos con que viviríamos una serie de situaciones desafortunadas e hilarantes.

Poco antes de llegar a Nogales, no me pregunten en qué kilómetro, caí en un bache, si un bache en la flamante carretera de 4 carriles, de no creerse, pues con lo que cobran una no esperaría encontrarse con otro contratiempo que no sea ser detenido por agentes federales o soldados con visión de rayos X.

Los muy elegantes rines de las llantas que a decir de algunos se veían fabulosos en la camioneta negra, no pudieron mas que sucumbir ante el bache en la carretera. Ya había yo comentado con mi hermano mayor que yo era bastante ecológica y que, por no causar mas daño al planeta, me complacía el contar con unas llantas delgadas que solo cubrían los rines.

Afortunadamente no iba a gran velocidad y me acordé de no pisar el freno súbitamente, aminoré la marcha y finalmente me detuve en un claro de la carretera. En la entrada a las curvas de Quijano, justo a lo que después ví era la entrada a un rancho. Cada que paso por ahí pienso que ese ha de ser un lugar donde tienen casas de seguridad donde mantienen a personas que han sido secuestradas, lindo el lugar, ¿no? Bueno, pues ahí me detuve justo cuando entraban al Rancho Aguafría un señor y dos jovenes quienes se inquietaron cuando vieron que me estacioné y me bajé del carro para inspeccionar el daño. El panorama no era muy alentador, las dos llantas del lado derecho estaban hechas pedazos.

Los tres hombres nos preguntaron si necesitabamos ayuda y empezamos a buscar la herramienta necesaria para cambiar la llanta. Pero ese no era todo el problema, tampoco encontrabamos el compartimiento del carro que esconde el preciadisimo Jack. Luego de revisar (si todo falla, lee las instrucciones!) el manual, encontramos el dichoso escondite. Solo para concluir que no podríamos solucionar mucho el problema, necesitabamos DOS llantas extra. Entonces pensé en llamar a la compañía aseguradora a la que he pagado (a regañadientes, si pero) puntualmente desde hace años y la cual no había necesitado nunca y preguntar si te contaba con asistencia en el camino. Luego de esperar (con música, no vayan a creer que no son amenos) me contestaron que sí, ¿en qué kilómetro se encuentran? Pues miré si voy a averiguar, seguro me atropella un carro, pero es en la entrada sur a las curvas de Quijano. ¿Guijarro?, no Quijano! Bien, sigo con usted, no cuelgue (¿cómo iba a colgar??) Tras la espera me dijeron que llegarían en 60 0 70 minutos (creo que consideraron que me asustaría si me decían que en una hora, digo estaba cerca de Nogales, conocido lugar donde matan gratis). Adiós y a esperar.

Uno de los señores que amablemente trataban de ayudarnos me insistió para que llamara a los angeles verdes. Lo hice. Me dijeron que saldrían a tratar de localizarnos, cuando le pregunte a la amable operadora cuánto tardarían me dijo que no sabía, pues las condiciones eran difíciles ya que había nevado en Nogales. Le dije que en efecto, pero que el sol estaba radiante a las 10 de la mañana y la carretera no estaba cerrada. A lo que me contestó que aún así era peligroso, PARA LOS ENCARGADOS DE AUXILIAR A LOS AUTOMOVILISTAS EN CARRETERA??? En fin, ya sabemos que los angeles verdes son en realidad leyedas no urbanas, hace años que no veo a ninguno en la carretera.

Eventualmente llegó la grúa de la aseguradora. La conducía un joven con una mano vendada que venía acompañado de un chalán, si recuerdan la gustada serie televisiva ¿Qué nos pasa? tambien tendrán en la memoria al "no hay, no hay", bueno pues ese mismisimo era el chalan. Con una gorra negra que le cubría una cola de caballo y quien al ver las llantas no pudo hacer otra cosa mas que reirse. Un federal de caminos (con mucha prisa) que había llegado a "auxiliarnos" nos instó a que nos apuraramos para subir el carro a la plataforma de la grúa, me indicó que me subiera al carro y lo moviera para atrás para hacer espacio para la grúa. Al tratar de encender el auto, click, click, nada, la batería se había muerto por dejar las intermitentes encendidas 60 ó 70 minutos. Luego de batallar un poco con el volante pudimos colocar la camioneta sobre la plataforma, un leve brinco nos indicó que las llantas ya no se encontraban sobre la orilla de la plataforma, sino seguras sobre ella. Los 3 Reyes (a decir de Baruch) que nos auxiliaron primero tambien tomaron las fotos de rigor que les pedimos (solo para no olvidarnos de la hazaña, no por cuestiones de seguros ni nada). Así que ahí nos tiene, sonriendole al pajarito, desde lo alto de la grúa. El viaje hacía Nogales continuó, no les diré que cálidamente, pues mi hermana había bajado la ventanilla de su lado al bajarnos del carro y ahora, sin carga suficiente, no podiamos subir el vidrio, así que en esa mañana gélida, seguimos nuestro camino con el viento despeinando nuestros cabellos, pero no precisamente de una manera romántica.

Al llegar a Nogales descubrimos un paisaje hermoso, claro para aquellos que pueden disfrutar la nieve depositada en techos de casas y a la orilla del camino. Para nosotras que sentiamos el aire helado, no era un paisaje acogedor. Llegamos a la Michelin y antes que bajaran el carro de la grúa (como insistían el nohay, nohay y manquito conductor) pregunté si había las llantas que necesitaba. Me respondieron que no. Les dije a los de la grúa que no me bajaran el carro ahí, que me llevaran a otro lado. Pero me contestaron que "el servicio se acababa hasta ahí". Ya saben como es una de necia, así que llamé de nuevo a la aseguradora y les dije que tenían que llevarme hasta donde pudieran componerme el carro. Mientras esperaban los de la grúa (y nosotras, arriba de la grúa, aún) que les dieran la orden de continuar. Así desde las alturas, escuchamos a un tipo, afuera de un estanquillo que gritaba "Madre, Madre, ¿Maneja bien el de la grúa?" Al principio nos hicimos las que no escuchabamos (estamos muy jovenes para ser su madre, pensamos), pero la pregunta si nos hizo reír. Decidimos entonces comprar unas sodas y unas papitas, para aminorar la espera. Mi hermana le dió $50.00 pesos al empleado de la tiendita que nos había acercado 2 cocas y una bolsa de papas. Cuando se regresó el tipo por el cambio a la tienda, arrancó la grúa. Adios feria!! Bueno dijo mi hermana, hagan de cuenta que estamos en Cancún, dos sodas y unas papas a $50.00 pesos.

Seguímos entonces nuestro peregrinar hasta Toyo Tires. Nos estacionamos y solo con voltear a ver el carro, el "gerente" de la llantera dijo que no tenían de esas llantas ni manera de quitarlas (pues le dije que las quitaran y yo iría a Nogales, Arizona a comprar otras). No, dijo, vayanse allá, a Pepe Tires, señalandonos la dirección. Le insistí en que nos diera la dirección exacta, pues no sabíamos dónde era. Siete luces hacia el norte (claro, ya estaba CASI en Estados Unidos, ya no eran semáforos, sino "luces", solo me faltaba el six peck). De nuevo la decepción y de nuevo los de la grúa, con su "el servicio se acaba aquí". Pero (si a TV vamos) no contaban con mi astucia! Volví a llamar a la aseguradora, y me volvieron a decir que me tenían que llevar hasta donde me arreglaran las llantas (ahora si, no lo podía creer!!!) Mientras (otra vez) esperabamos que los de la aseguradora se comunicaran con los de la grúa y les dieran luz verde, escuchamos un rechinido de llantas y un golpazo de carro contra carro. Bueno, de carro contra grúa. Si, un carro se fué a estrellar contra la grúa, MI grúa! NUESTRA grúa (ya empezaba a gustarme). Señora, dijo el manquito conductor, vamos a tener que esperarnos un rato a que llegue el dueño (real) de la grúa, por el choque, pero ahorita viene quien las pueda llevar. Para estas alturas ya todo era de risa loca y no había mucho que hacer. Eso sí, lo de tomarse la soda ni pensarlo, ¿cómo ir al baño luego de tantas horas y de tanta risa? Un solitario sujeto caminaba por la acera, sumido en sus pensamientos sobre la crisis tal vez, repentinamente volteó y reparó en una camioneta negra arriba de una grúa y exclamó Ja, ¿y eso? y continuó su camino, ¿ habrá encontrado respuesta en los dos segundos que tuvo para hacerse la pregunta? a saber, por lo pronto, lo distrajimos de su penosa preocupación. Y tuvimos que reirnos de nuevo, pensando que nos debíamos de ver rídiculas sentadas arriba de un carro que no funcionaba.

Eventualmente pudimos seguir como la hormiguita, ¿hay llantas?, no, no hay, ¿hay llantas? no, no hay. Entramos a la avenida que termina en la línea, plagada de expendios y tienditas. Desde una de los expendios escuchamos a otros hijos probablemente de la misma madre aclamada líneas arriba quienes, claramente preocupados por nuestro bienestar, nos urgían a que nos pusieramos el cinturón de seguridad y no conducieramos a alta velocidad.

Llegamos a Pepe Tires en donde el vendedor de llantas le dijo inmediatamente al manquito conductor que nos bajara, que si tenían llantas que vender, digo, la manera de auxiliarnos. Para éstas alturas del día, el nohay, nohay, ya había desertado. Luego del choque de la grúa, optó por retirarse, lentamente, sin mirar atrás, en busca creo de algun expendio, pero eso solo lo creo. El manquito conductor estaba feliz, por fin se desharía de mí y mi obstinación (cuántos quisieran lo mismo, jajaja). Al fin pisabamos tierra firme y maravilla de maravillas, al lado de la llantera había un restaurante. Mi hermana le llamó a mi comadre Norma, oriunda de Drogales y le preguntó que si "El Tule" era un buen lugar para comer. No tuvo que responder mi comadrita, yo le aseguré a mi hermana, que aunque el lugar fuera un congal, con gusto acudiría, con tal de comer algo (e ir al baño, dicho sea de paso!).

Mientras mi hermana y mi mamá iban al restaurant, yo me las averiguaba con el tipo de la llantera, quien quería venderme los 4 rines y llantas obviamente a precio de oro. Le dije que solo pusiera la extra, me vendiera otra llanta que rodara y me iría a Nogales, Arizona NO en grúa y ahí buscaría por mi cuenta. Tendrían que traer la llanta del otro lado y tomaría media hora, me dijo. Oiga ¿y ya supo que mataron a Jaime Ostler? justo afuera de su negocio, lo querían secuestrar. No tenía nada que ver con mis llantas, pero tal vez el fulano quería que me dejara de preocupar y pensara en otra cosa, ¿no? Una hora después, un policia que nos quería distraer también, nos contó con lujo de detalle la persecución de los asesinos y cómo éstos habían herido a otros 2 policias. Por eso yo estoy mejor aquí, adentro de la llantera, no vaya a ser, ¿verdad? No sé para qué hay periodicos en Nogales, si la comunicación oral es más rápida, al menos en Nogales.

Me fuí a "El Tule" a esperar que colocaran las llantas. Mi mamá, ya bien comida, me recibió con un "Oye, mientras esperan, ¿no crees que yo podría irme yendo? Quiero ir al banco y de ahí me podría ir al Penney y esperarlas allá. Si, mi madre abnegada, que siempre ha velado por sus hijos y siempre ha estado a mi lado, en las buenas y en las malas, ahora a sus tiernos casi 80 años, me abandona. Total, las llantas y la bronca eran mías, ¿no? y las tiendas estaban ahí nomás, pasando la línea. Andale pues, tu no te preocupes, te llamamos un taxi y te vas. Pero si hay un camioncito que te lleva de la Villa de París al Penney. No mamá, toma otro taxi en la placita y que ése te lleve al Penney. Y allá va Doña Tere, tambien, sin mirar para atrás. Si, Francia, ya sé madre de tigresa, pintita, ni cómo reclamarle.

Para esperar con ganas, pedimos un café en el restaurant, no había. Como ya para éstas horas (4pm, me ponché a las 10am) sabía que no regresaría a Hermosillo, pensé que tendría que comprar unos cigarros para fumar a las 9 de la noche (hora acostumbrada para fumar). Le pregunté al mesero (tambien parecido al de la tele) si vendían cigarros. Me dijo que no, pues no, verdad? si ya no puede una ni fumar en un restaurant. Solo sonrió y se retiró, si, si como el de la tele, pidiendo excusas a nombre de todos los meseros del mundo, EN SERIO). Al rato regresó, con un cenicero, un encendedor y un cigarro marlboro ROJO. Ándele, me dijo, para que al menos mate el gusanito. No fumo durante el día, me mareo, pero ¿cómo desairar al acomedido joven? Ahí me tienen fumando un cigarro (gracias a Dios, no era Fiesta, como aquel que pedí en la Uni). Mientras fumando esperaba, pasó por nuestra mesa un vendedor de cachitos de lotería, preguntandonos que si comprabamos uno. Mi hermana volteo y dijo (sabiamente) lo último que compraría éste día es un cachito de lotería. Mi hermana, habla poco, pero cuando lo hace....¿verdad, Chema?

A las 5:30, luego de irnos por un café (y cigarros) al OXXO (y leer en la portada de un periódico sobre la mujer baleada que había dado a luz, si les digo, Drogales), por fin pudimos cruzar la línea. Allá encontré los rines y los cambiaron. La aventura había tenido un final feliz, justo como yo quería, pasaría la noche en Nogales. Donde luego de batallar un poco, conseguimos un cuarto de hotel, para descansar. Pero, los vecinos del cuarto de al lado no estaban ahí para descansar y tuvieron un fiestón. ¿No serían de los delincuentes que pululan por la frontera? Ay, quién sabe yo ya estaba muy cansada luego de hacer unas compras hasta las 11 de la noche. Ya ni de qué preocuparme.

lunes, 26 de enero de 2009

La luna y el sol

Amaneciste de luna, ¿verdad? En ocasiones ni yo misma me doy cuenta que así es. Sino hasta despues que me lo recuerda mi marido. ¿Qué puede suceder en una noche para que al despertar sientas esa rabia ante el sol que no sale, el café que se tarda en estar, el niño que no está listo a tiempo, o el simple respirar de otra persona. El domingo estaba espléndido, la brisa corría leve y el cielo tenía un color azul (ya sé que ni es cielo ni es azul, Czarina) pero vaya en el momento que me tomaba el café y leía el periodico en el jardín, ni siquiera la pata enorme de la "Plata" sobe mi hombro, buscando mi atención podían causarme descontrol alguno. Durante un momento cerré los ojos y me acurruqué en el sillón, la perra lo movió, no sé si tratando de cerciorarse de que yo aún respiraba. Yo seguía ahí sintiendo como el calor del sol se extendía a sus anchas en ese día de pseudo invierno. Me dió mucho trabajo levantarme de ahí, no se escuchaba ruido alguno, tal vez si hubiera puesto suficiente atención hubiera escuchado al viento pasando por el pasto como lo leí en algún libro una vez. Pero nada, solo escuchaba el silencio. Delicioso silencio. En eso de la luna y sus efectos sobre el estado anímico nunca había reparado antes, será porque me gusta regirme mas por el sol y su inmutabilidad. Fué hasta que Diana mencionó la tabla que llevaba mensualmente. En ella anotaba las fases de la luna contrastandolas con el estado de ánimo de su hijo con Síndrome Prader Willi. Al tiempo descubrí que mi hijo (con síndrome Prader Willi) también era afectado de una manera similar. Ni hablar, casi a caminar de puntitas con cada luna llena al mes. Visitando a un amigo ginecólogo hace un mes en su casa de campo les comenté que bien podríamos quedarnos a dormir allá, a lo que la esposa respondió, "no creo, ésta luna esta paridera, si nos quedamos, a media noche alguien le llamará a mi marido para que le atienda el parto". Pero si Sabines decía que es bueno para alejar a los médicos. Recordemos a Sabines entonces, en los días de luna.