jueves, 12 de marzo de 2009

María José

Vuela María José, haz hecho tu parte en este mundo. Veniste y lo cambiaste para muchos. Nos diste la oportunidad de demostrar lo que podiamos hacer y de hacer lo que creíamos imposible. No lo alcanzarías a comprender. Pero cuando tuvimos que traer tu hormona de crecimiento pasamos por un conflicto. Ahí estabas tú, necesitando urgentemente mas hormona de crecimiento para continuar tu tratamiento. El Dr. Angulo nos había recibido en su casa para revisar a Joel y aprovechando que veniamos de vuelta a México nos dió algunos viales que contenían tu hormona. Había algunos problemas logísticos en cuanto al transporte, en primer lugar los viales debían mantenerse en refrigeración lo cual en un viaje tan largo, unas once horas, desde Nueva York hasta Hermosillo parecía en sí un gran problema. Luego, hacerte llegar la hormona hasta Pachuca, con lo grande que es nuestro país! Además a raíz de conflictos internacionales estúpidos, de incomprensión basicamente originados por el odio y la ignorancia, las aerolíneas impiden transportar líquidos en aviones comerciales. Nada de eso importaba, necesitabas el tratamiento y lo obtendrías. La hormona llegó sana y fría hasta Hermosillo, tu papá volo de Pachuca a Hermosillo y de regreso el mismo día con el preciado encargo. Recuerdo bien a tu papi, llegando a esta ciudad a 40 grados de temperatura en pleno verano con un sweater. Me preguntó que si aquí no llovía y tontamente le respondí que sí, que el año anterior había llovido. Soltamos una carcajada, pero si en Pachuca llueve a diario, cómo que el año anterior llovió en Hermosillo. A cambio de tu hormona recibimos unos deliciosos "pastes" que había mandado tu mamá. El costo de la hormona lo habría cubierto el Dr. Angulo. El pago era cubierto al ver tu sonrisa. A ti te costaba mucho, las inyecciones eran diarias en tus piernas, el dolor era cotidiano. La rebeldía tal vez tambien. Pero transformabas esa rebeldía en trabajo diario, para recibir las terapias, hacías que tus papás fueran mas allá de sus fuerzas, tu condición se los exigía y ellos no tenían más que cumplir con lo que sabían era necesario para tenerte con ellos. Además de cuidarte a tí, buscaron el tiempo y la manera para educar a muchas personas sobre lo que era tu condición, Síndrome Prader Willi. Ese enemigo que estaba inmerso en tu hermoso y tierno cuerpecito y que te hacía hacer y querer cosas incomprensibles. Pero que no era tu. No era esa chiquita lindisima, con unos ojos divinos que mostraban una ternura y un gran amor. Tus labios no pronunciaban muchas palabras, ese silencio tuyo hablaba y decía tantas cosas. Nos ordenaba buscar a otros chicos como tú, nos conminaba a seguir adelante buscando respuestas a preguntas que tenían miles, muchas nada satisfactorias.
Ahora ya hablas, no podremos escucharte, solo los angeles lo harán. Te escucharan tambien Toñito, Lalo y Ximena, tus hermanitos Prader que habrás conocido allá. Pero tu silencio retumba en nuestros oidos aún. La pena por perderte tambien queda en nosotros. Tu sonrisa nos iluminará siempre y nos hará continuar.

No hay comentarios: