miércoles, 17 de diciembre de 2008

El primer amor


El primer amor no se olvida. Una frase trilladisima que puede o no ser verdadera, dependiendo de a quién se le pregunte o, me parece, cuánto quiera la persona recordar. Cuando empecé a plantearles a mis conocidas (lo siento, creí que las mujeres sería un poco mas sensibles ante éste tema) mi idea de escribir sobre el primer amor a mas de una les noté en la mirada un dejo de nostalgia y algún suspiro se les escapó. En esos casos noté que algunas querían compartir un poco más sobre el tema, pero por exceso de público o falta de tiempo no se dió paso a una explicación que igual sería una larga plática. Espero poder poner en éste blog algunas de esas conversaciones, las demás irán a otro lugar.

Otra de las conversaciones fué más bien tajante, supongo que mi marido fué mi primer amor y punto. Nada más que añadir.

Por ahí me encontré con otra señora, una completa desconocida, quien me comentó que tambien su primer amor había sido su marido, pero ella pasó a comentarme que, luego de treinta y tantos años de matrimonio la duda había surgido. ¿Eso era un amor? y ¿sería el amor de su vida? ¿cómo comparar si no había besado a nadie más? ¿los besos de él son aquellos con los que se sueña eternamente? ¿cómo saberlo si son los mismos siempre? Esa fué una de las conversaciones que

me rompió el esquema. Suponía que la ilusión de ese gran amor involucra en sí el deseo de que el primer amor fuera con el que quisieramos compartir la vida entera y entonces casarse con el primer amor no permitiría lugar para dudas como las mencionadas anteriormente, no tendría que pensarse si el segundo, tercer o enésimo amor fuera el de para siempre. Como corolario me dijo "ojalá hubiera sido mas puta, a éstas alturas, no me atrevo a tratar de averiguar" basicamente porque su vida es buena y considera que el precio a pagar por indagar mas a fondo sobre el tema sería demasiado caro. Pero si, es un hecho que le ha pasado por la cabeza besar a alguien mas.

En mi cabeza giran otras posibles historias algunas mas descabelladas que otras, pero todas dignas de ser contadas. Me parece que evocan sentimientos que en algun momento nos parecieron de una importancia vital y, luego, al pasar el tiempo los podemos poner en perspectiva... a veces. Otras veces podríamos concluir que acaso no valieron la pena, pero de igual manera ocurrieron. De cualquier modo, a ésta soñadora incansable, le parece un tema sumamente interesante. Me gusta ver las expresiones de las personas ante el recuerdo, a mí que, tantas cosas se me olvidan.

Por supuesto, si alguien que lea ésta entrada quiere compartir su experiencia más ampliamente puede enviarme un email a mar.rbk@gmail.com. Los que no, pueden entonces seguir el consejo de Sabina y tomar pastillas para no soñar.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Te haría un mar

Te haría un mar

Un mar tranquilo donde reparar fuerzas

donde sintieras el calor de los rayos del sol

penetrando tu piel como mis caricias

Un mar embravecido

para dominarlo juntos

y mantener nuestra barca a flote

Un mar con brisa suave

que nos llevara en calma a puertos libres.

Un mar en el que a cambio de flores

escucharamos a las Nereidas

y nuestro sueño, cual Galatea

cobrara vida

sábado, 29 de noviembre de 2008

Mañana en el ayer.


Me despertó el tañer de las campanas, ¿dónde estoy? me pregunté antes de abrir los ojos y descubrir el techo atravezado con vigas de madera. No, pensé, no es la misma habitación, hay demasiada luz colandose por la ventana. El cuarto de mi infancia tambien era tan alto como el de ésta habitación y las campanas se escuchaban llamando a misa de 7 de la mañana, justo como ahora escuchaba, pero las puertas de madera no permitían el paso de la luz. Una campanada larga y solitaria seguida de otras mas cortas. Me acurruqué volviendo a mis recuerdos esperando escuchar la segunda llamando a misa. Recree las dos camas que solía haber en mi cuarto, mi cama y la de mi abuela. Vi claramente la mesita de noche que, por no haber espacio, estaba colocada a los pies de mi cama. Sobre ella estaban varias imágenes de santos y una de la Virgen de Talpa. Junto a ella había figuritas hechas de chicle de Talpa que traían los peregrinos como recuerdo y el cual no importando cuan recién hecho estuviera, sabía a viejo, sin ninguna textura chiclosa, sabía a chicle de Talpa, ni a la fresa esperada que buscabas cuando te comias una de las florecitas rosas de alguna de las canastitas.

El cajoncito de la mesa de noche contenía los misales de mi abuela, algunos de ellos los conservo aún y me transportan a aquel obscuro cuarto con las paredes llenas de fotos. Sobresalía la foto de un niño vestido de traje y corbata con una vela en su mano y un listón en su antebrazo tomada el día de su primera comunión, era un ahijado de mi abuela a quien una bala perdida le había quitado la vida, me daba una curiosidad saber si la bala había sido disparada durante la cristeada, porque tambien sobre mi cama había otra foto con unos señores empistolados y una leyenda "Viva Cristo Rey" decía. Esa parte sí me la habían contado en Nayarit. Aunque cuando mi Tío Ramiro salía al corral a dispararle a botellas vacías, mi abuela y mi Nina Concha gritaban aterrorizadas llamandome "Peque, Peque ven acá", siempre me recordaban al niño de la foto, por eso tal vez nunca me dejaron disparar un arma.

Para la tercera llamada a misa, ya había recordado la mesita de noche de mi abuela, una charola de una cervecería con una modelo vestida con sobrero de charro. En esa mesita colocaba mi abuela cada noche una botellita de alcohol para los vahídos, una latita de pomada de
La Campana, un frasco de Vick vaporub, que era bueno para todo y el vasito de agua que me pedía noche a noche. Yo iba a traerlo descalza, subiendome a las sillas para prender y apagar las luces de los focos que pendian del techo en la cocina, el cuarto del perico y el pasillo oyendo las recriminaciones de mi abuela "ponte los zapatos, se te van a hacer los pies de india, muchacha!" Sobre la silla de madera y mimbre a los pies de la cama de mi abuela se encontraban sus chales que tarde a tarde me enviaban a buscar antes de salir a sentarnos en la banqueta y recibir los saludos de "buenas tardes, Doña Herminia" de todas y cada uno de las personas que pasaban frente a la casa. Todas las tardes sacabamos y metiamos las sillas que estaban en el recibidor para regresarlas a su lugar antes de las ocho de la noche, hora en que rezabamos a las benditas ánimas del purgatorio, antes de escuchar la radionovela "Chucho el Roto".

Durante ésa media hora que pasé en la cama esperando escuchar de nuevo las campanadas en la habitación de paredes de piedra con techos envigado en el hotel conservado en el centro de Morelia que supongo alguna vez fué una casa como la de mi infancia en Nayarit recorrí de nuevo mi casa y mi vida en el pueblo que tanto añoro. La vida con mi abuela, mis tíos, mis amigos. La plaza con sus bancas, jugar a la roña, pararme en el centro del kiosko y gritar con todas las fuerzas para escuchar el eco regresandome el grito. Quisiera que el eco tambien pudiera regresarme ahora ahí, regresarmelo todo.

sábado, 15 de noviembre de 2008

A escribir


Angeles Mastretta abrió su presentación diciendo que todos los que estaban reunidos en la Plaza Hidalgo el viernes 14 eran personas a las que obviamente les gustaba leer. Conminaba a todos a que escribieran. La idea era de que el escribir hace a las personas mejores y ahuyentaba la necesidad de pagar terapias psicológicas al mismo tiempo. Dos veces en esa misma noche escuché la misma pregunta: ¿Cómo le haces para escribir? Y es que todos parecen tener la idea de que escribir es lanzarse a escribir la novela del siglo, pelearse a muerte con los grandes escritores. Creo que eso es lo mas aterrador, jamás podrás llegarle ni a los talones desde tu pueblo a esos personajes fabulosos que nos imaginamos, son los escritores, vaya si ellos tiene el "don", qué vas a poder tú desde la infinita ignorancia acumulada. Incluso si toda tu vida has leído.

Es cierto que muchas veces piensas más en escribir cuando no tienes la disciplina de sentarte a escribir. Pero incluso pensar en escribir me parece una forma de hacerlo. Y ante ésto viene la siguiente pregunta ¿en qué te inspiras? y me entonces me encontré un día extremadamente inspirada para escribir un poema cuando... me ponía unos calzones!!! éstos tenían un corazón y entonces salió

"con el corazón en el vientre

para amarte con todo el cuerpo

para amarte con el alma

desde el infinito de mi cuerpo"

No lo terminé, pero éstá ahí latente como la necesidad de escribir, como otros cuentos que esperan danzando en mi mente, con la urgencia de salir esperando que les dé mi tiempo, ese tiempo que me roban otras ocupaciones.

Angeles también hablaba de la valentía que se requería para salir de nuestras guaridas (en el sentido de la Real Academia: amparo o refugio para librarse de un daño o peligro) y atrevernos a acudir a una feria del libro en una ciudad cercada por la violencia (esa parte me dio un poco de verguenza, pero luego pensé, pero si tú vienes del DF, la ciudad culmen de la violencia!). Esa misma valentía la debíamos utilizar para escribir, no importa si no es ni medio bueno lo que se escribe, lo cierto es que a uno le hace sentir mejor. A veces rídiculo, y entonces podemos reírnos de nosotros mismos, lo cual no cae mal de vez en cuando.

martes, 4 de noviembre de 2008

La belleza


¿La belleza vendrá en nuestro auxilio? Entre tantos muertos, en medio de tanta violencia con granadas, pistolas y cuchillos, ¿podremos de algun modo encontrar momentos de paz? Hablamos cotidianamente de problemas económicos, que si el dolar sube, que si la recesión, que si en México la hay o no. Nuestro gobierno al parecer trata de hacernos creer que no es así. Durante el informe del MiniGober, uno (al menos del que supe) de los asistentes comentó que creía que el gobernador era de otro estado por la manera como estaba mostrando los avances de su gestión a los cuales no había crisis que le hiciera mella. El gobierno Federal pagó anuncios que repiten constantemente en los que aseguran que México no está en crisis económica. Las televisoras han hecho anuncios en los que "grandes" artistas nos dicen que todo está bien. Crisis, ¿cuál crisis? si somos mexicanos y podemos, me pregunto ¿podemos qué?

Se me ocurre que podemos leer, la feria del libro está a unos días de poner maravillas en la Plaza Zaragoza. Podemos escuchar música, el querido Alberto estará en nuestra ciudad, una orquesta de mujeres cubanas deleitó a los que pudo en el Zubeldía. En fin, podemos buscar la caricia para nuestros sentidos.

Al viento y a la red va mi deseo de que a todos nos encuentre la belleza, a éstas alturas de éste año aunque nos hayamos tardado hasta el otoño para sentirla.

jueves, 30 de octubre de 2008

Desolación


Traspasa tu mirada mis ojos

destruyendolos

tus manos queman mi piel hasta los huesos

al acariciarla

con aquel amor que ahora te falta

Mis oídos taladras cuando dices

adiós


Y ahí ya no estoy

ahí queda solo desolación.

martes, 8 de abril de 2008

Papá Chema


Hay razones para escribir y razones para dejar de hacerlo. Y hay la sin razón de escribir. Esa que te urge a hacerlo, por traerlo todo en la cabeza y no querer soltarlo. ¿Qué caso tiene? ¿Qué miedo tienes? Miedo a que al escribirlo se desaparezca o que te obligue a llorar buscando un consuelo que llevas ya dentro. Estos últimos meses he escrito algo, éstas últimas semanas no he podido escribir. Quería escribirte ésto justo el día que te fuiste, decirte lo que pude decir. Gracias por enseñarme a preguntar, gracias por crear en mi esa mente inquisitiva y rebelde, libre vaya. Hablarte para que te fueras tranquilo pues todos lo estabamos. Cumpliste fabulosamente tu misión de padre, viendo, guiando, soltando y pidiendo que regresaramos a tu lado. ¿Cuándo volviste? me preguntabas cuando dejaba de visitarte un par de días y yo te contestaba que acababa de regresar y que tú habías sido la primera persona a la que visitaba, eso te alegraba y emitías una exclamación entre la incredulidad y la certeza. Si no te iba a visitar tu venías o me llamabas para que fuera por tí o enviara a mi hijo, el que tan bien maneja, según tú. La certeza me la diste tú mismo cuando desconsoladamente lloraba abrazada a tu cuerpo inerte, cuando para despedirte me iluminaste con esa imagen, tu y yo caminando juntos, así caminaremos Papá, te entendí, caminaremos, yo con mi mano en tu brazo. Tu brazo fuerte que me protegió siempre, que me permitiste tomar cuando te faltaban las fuerzas. Gracias Papá, por tu ejemplo de fortaleza y de trabajo. Por enseñarme a vivir sin temores, recuerdo perfecto las tantas veces que dejabas tu carro abierto, con las llaves en el encendido, cuando llegabas a visitarme a mi casa, solo un par de minutos, a verme, a que te viera, no querías nada mas que vernos, vamos ni agua! solo te estacionabas y salías corriendo, brincando las escaleras de la entrada, como diciendo, mirame joven a los 70 y tantos. Después no temí llegar a verte aunque fueran dos minutos. Pude estar contigo tardes enteras viendo los toros que al principio me parecía un acto verdaderamente barbárico y luego se tornaron conversaciones de las que extraía tus conocimientos. Tardes de sábado viendo por televisión "sábados con Saldaña" en los que rememorabas tus viajes al DF a la Cueva de Amparo Montes y caminatas por las calles de la capital, guapo, dandy. Tardes en los columpios a donde nos llevabas, tardes viendo casas en aquel guayin amarillo en el que todos cabíamos. Noches de misa de 8 en catedral, noches de viajes por carretera durante los cuales sacabas medio cuerpo por la ventana para respirar el aire de tu tierra. Las mañanas en las que nos llevabas a la escuela consiguiendonos raite a medio Boulevard Rodríguez. Mañana en la que tuve que sacar valor para verte salir, para siempre de mi casa. No quería estar ahí, no quería verte partir en esa fría vagoneta. Me diste valor para acompañar a mi madre, para hacerme cargo. Me diste tiempo para todo, hasta para escoger el poema que pondría en tu esquela. Me diste todo y te dí lo que podía. Es cierto, no te dí todo mi amor, ese te lo seguiré dando porque perdura, como tu amor hacía mí, hacía tu familia. Te lloramos ahora, tal vez te lloraremos siempre, pero me resisto a volver tristeza tu recuerdo.

viernes, 25 de enero de 2008

Kafka en México

¿Quién no ha hecho algún tramite en una alguna oficina gubernamental? Luego de leer a Kafka, casi comprendo su desesperación por entender los entresijos de la burocracia. Les cuento algo que aún me causa tremenda risa y no frustración, para tristeza de cualquier burócrata.
Luego de 44 años sin contar con un pasaporte mexicano me dirigí a la oficina de Relaciones Exteriores para tramitar uno. A sabiendas de que a uno le piden hasta la mano del muerto en esas oficinas fuí con algunos documentos que según me habían contado algunos no-burócratas, serían suficientes, pero con la certeza de que me pedirían más. Luego de una pequeña fila en la que devolvían a TODOS los solicitantes, me llegó el turno (de ser rechazada). Presenté mis documentos, el primero, mi acta de nacimiento. El aburrido oficinista leyó mi acta de nacimiento y me preguntó mi fecha de nacimiento (entonces creo que no leyó el acta completamente) , luego me preguntó si me habían registrado casi un año después, le contesté que no sabía (¿esperaría que yo lo recordará?) El diligente funcionario atrajó mi atención al hecho de que me habían registrado el 12 de agosto de 1964, cuando contaba yo con casi un añito de vida. Por ese hecho debía yo presentar otros documentos de apoyo (¿apoyo a qué? ¿al hecho de existir?). Los documentos solicitados serían los siguientes:
a) Mi certficado de primaria. Siempre y cuando yo hubiese cursado la primaria normal en 6 años. Mentalmente me felicité por el hecho de no haber reprobado ningun año, porque si no, no hubiera sido válido el hecho de que fugazmente me aprendí las tablas y los tiempos (bueno, algunos) de los verbos.
b) El acta de nacimiento de mi hermano mayor, siempre y cuando él SI hubiera sido registrado en tiempo y forma. A estas alturas y a punto de soltar sonora carcajada, le pregunté al oficinista, y si yo soy la hija mayor. Me contestó que entonces obviamente no podría presentar ese requisito. Estuve tentada a preguntarle si valdría presentar la de mi hermana menor, pero sabiendo que los burócratas son más sentidos que la muerte de Pedro Infante y tienen en el poder de rechazar trámites al sentir violentado ese poder, permanecí callada. Ah! esa es otra de las cosas que aprendí en la escuela, si te le pones picudo al maestro, te va mal!!! realmente nunca me importó cuando acudía al centro del saber y debo confesar con pena, que al final de cuentas la maestra de química en alguna ocasión salió del salón bastante contrariada luego de haber sido víctima de uno de mis primers intentos por derrocar al régimen. Afortunadamente ese desplante no se vió reflejado en mis calificaciones, salía mal por mi propio esfuerzo.
c) El acta de matrimonio de mis padres, siempre y cuando ellos se hubieran casado ANTES de yo haber nacido. Tímidamente le pregunte al aún calmado oficinista que qué tal si mis padres se hubieran casado después, entonces el me contestó que entonces el único recurso que tenía era el presentar el documento descrito en a). Aquí viene otro ligero problema, mis padres, según entiendo, viven en unión libre de acuerdo a las leyes mexicanas ,desde hace casi 60 años. La única acta de matrimonio con la que cuentan es la que les fué expedida en Los Angeles California, USA y nunca han legalizado en éste burocratizado país.
Me retiré de la ventanilla, agradeciendo al buen oficinista su acuciosidad al revisar los documentos, pues luego de 44 años de realizar diversos trámites ante oficinas gubernamentales, nadie había reparado en el hecho de la tardanza de mis padres en acudir a registrarme. Miles de cosas terrible podrían haber pasado debido a tal desatino. Hubieran podido decidir no nombrarme Rebeca, podrían haberme robado los húngaros y nunca nadie hubiera podido reclamar nada, porque durante casi un año de existencia física en éste mundo, yo en realidad no existía porque no me habían registrado. Pero en lugar de quebrarme la cabeza preguntándome la cantidad de horribles posibilidades de no existir, me subí a mi carro y solté tremenda carcajada de incredulidad. Ay, si el pobre Kafka no se la hubiera tomado tan en serio, bueno, tal vez su vida no hubiera sido tan problemática ni sus escritos tan complejos y por ende, serían bastante malos.

martes, 8 de enero de 2008

Peñasco en diciembre

Lo primero que llamaba la atención del paisaje era lo azul del cielo, completamente limpio, sin ninguna nube visible. Los rayos del sol caían directamente sobre la arena obligando a entrecerrar lo ojos. A lo lejos una gaviota se dejaba llevar por el viento. El ave se deslizaba moviendo levemente sus alas, sin pelear contra la corriente tan fuerte del aire. Iba y venía , adelantandose un poco y luego retrocediendo, completamente a merced de la corriente. Mas abajo, en el patio de una de las casas, el viento hacia remolinos con la arena que se había depositado en el piso durante la noche. Dejaba rastros de arena que lentamente cambiaban conforme se depositaba mas arena movida por la corriente. El único sonido perceptible era el del fuerte viento al chocar contra un letrero de que pendía de una cerca o contra el rompevientos y mis oidos. Era un momento de absoluta paz, a pesar de la fuerza del viento y el frío que se colaba entre la ropa. Entonces se puede sentir tranquilidad en medio del ventarrón, en medio de la vorágine de sentimientos encontrados, alegría, coraje, displicencia, gritos y silencios. Bien, para eso puede servir ir a la playa en un gélido diciembre.