lunes, 26 de enero de 2009

La luna y el sol

Amaneciste de luna, ¿verdad? En ocasiones ni yo misma me doy cuenta que así es. Sino hasta despues que me lo recuerda mi marido. ¿Qué puede suceder en una noche para que al despertar sientas esa rabia ante el sol que no sale, el café que se tarda en estar, el niño que no está listo a tiempo, o el simple respirar de otra persona. El domingo estaba espléndido, la brisa corría leve y el cielo tenía un color azul (ya sé que ni es cielo ni es azul, Czarina) pero vaya en el momento que me tomaba el café y leía el periodico en el jardín, ni siquiera la pata enorme de la "Plata" sobe mi hombro, buscando mi atención podían causarme descontrol alguno. Durante un momento cerré los ojos y me acurruqué en el sillón, la perra lo movió, no sé si tratando de cerciorarse de que yo aún respiraba. Yo seguía ahí sintiendo como el calor del sol se extendía a sus anchas en ese día de pseudo invierno. Me dió mucho trabajo levantarme de ahí, no se escuchaba ruido alguno, tal vez si hubiera puesto suficiente atención hubiera escuchado al viento pasando por el pasto como lo leí en algún libro una vez. Pero nada, solo escuchaba el silencio. Delicioso silencio. En eso de la luna y sus efectos sobre el estado anímico nunca había reparado antes, será porque me gusta regirme mas por el sol y su inmutabilidad. Fué hasta que Diana mencionó la tabla que llevaba mensualmente. En ella anotaba las fases de la luna contrastandolas con el estado de ánimo de su hijo con Síndrome Prader Willi. Al tiempo descubrí que mi hijo (con síndrome Prader Willi) también era afectado de una manera similar. Ni hablar, casi a caminar de puntitas con cada luna llena al mes. Visitando a un amigo ginecólogo hace un mes en su casa de campo les comenté que bien podríamos quedarnos a dormir allá, a lo que la esposa respondió, "no creo, ésta luna esta paridera, si nos quedamos, a media noche alguien le llamará a mi marido para que le atienda el parto". Pero si Sabines decía que es bueno para alejar a los médicos. Recordemos a Sabines entonces, en los días de luna.