viernes, 12 de octubre de 2007

Tenía los ojos bien abiertos, miraba hacia arriba como buscando en algun lugar un punto donde fijar su atención para poder evadirse. Con la mano buscaba a tientas el toque de aquella otra extremidad a la cual asirse. La mano de su madre estaba ahí, buscandole con la misma intensidad. Para los dos era un alivio sentirse juntos. A él le daba la certeza de que no estaba solo, de que podía facilmente concentrarse en otra cosa mientras ella se ocupaba de que nada le ocurriera. Para ella, el tomar su mano implicaba como siempre una lucha conjunta, una mas, como todas aquellas que habían enfrentado. La certeza de que estaba ahí, junto a ella. Respira profundo, suelta el aire por la boca, ya sabes que debes pensar en otra cosa. Le repetía al hijo con una fuerza que no sabía de dónde provenía pero en ese momento no había lugar para las lágrimas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente.
Ésta también es una situación límite, Rebeca. Súper bien.
Claro, no se compara con los zapatos!!!!, jajajaja