sábado, 1 de diciembre de 2007

Fiestas de cumpleaños

La cita era a las 8 de la noche. Los chicos estaban ansiosos por llegar. Habría, como siempre música y ellos sabían que bailarian durante horas. Conforme iban llegando los invitados se saludaban muy efusivamente, besos y abrazos para todos en especial para el festejado para quien se habían preocupado por llevar un regalo. Comenzó a sonar la música y los chicos corrieron a bailar. Cada quien con alguna pareja, por supuesto. no es cosa de lanzarse a bailar con la bola, ¿o sí? Ellos no lo registraban así. Una pareja se paró a bailar, pero el cumpleañero se afanaba por llamar la atención de la chica. El novio de ésta, quien estaba muy orgulloso de que ella fuera su novia y lo repetía constantemente no estaba muy feliz de que su novia bailara con el cumpleañero. En un momento la situación se volvió caótica cuando la chica bailaba solo con el cumpleañero e ignoraba a su novio. Eventualmente, volvió con él y los chicos siguieron bailando. Al poco tiempo sirvieron la cena y todos gustosos se reunieron a cenar juntos. Luego, siguió el pastel. Y otra vez a bailar. Para esas alturas, casi todos los invitados bailaban ya sin los zapatos; zapatillas y botas vaqueras esperaban pacientemente a sus dueños debajo de algunas sillas. Las mamás salieron luego a bailar tambien, el gozo era completo y la alegría y risas reinaban en todos. Algunos otros invitados veían toda la acción con cierta seriedad, desde sus asientos. Otros papás se enfrascaban en platicas, viendo de cuando en cuando a sus hijos y disfrutando lo felices estaban. Cuando el festejado empezó a abrir los regalos, todos sus amigos lo rodearon y aplaudieron cuando veían la felicidad en la cara del cumpleañero el gusto por el presente recibido.

En esos mismos momentos, otra fiesta se desarrollaba en otro lugar. Llegaban tambien los invitados a quienes algunos padres dejaban en la fiesta. Se saludaban tímidamente, en algunas ocasiones sin mostrar emoción alguna. Los chicos estaban parados en un área del lugar y las chicas se juntaban en el otro extremo, ambos trataban de disimular el estarse mirando. Comenzó la música y durante un tiempo, sonó sin que nadie se atreviera a bailar. Los chicos caminaban de un lado a otro, platicando entre ellos, sin casi dirigirle palabra a las chicas. Entonces, las chicas formaron un círculo y empezaron a bailar entre ellas. Los chicos solo las veían de lejos. Ese parecía ser el objetivo de ellas, ser vistas. Ninguno de ellos se acercó a bailar. Luego cenaron, los chicos primero y después las chicas, cada uno en su trinchera que parecía inflanqueable para unos y otras. Lo curioso es que los chicos habían invitado a las chicas por algún medio electrónico a pesar de que algunos de ellos se veían a diario en la escuela. Al acercarse el final de la fiesta, llegaron a recoger a algunos de los invitados, y estos, al ver a sus padres, por alguna razón desconocida, les pedían permanecer más tiempo en la fiesta. El objetivo único pareciera ser verse, porque de conversar, nada. Las niñas mostraban gestos de alegría al platicar entre ellas, pero cuando alguno de los chicos se acercaba, se tornaban serias y solo hablaban con ellos (porque nunca se acercaban solos) brevemente.

Lo común en ambas fiestas era la música, la juventud y el hecho de que nadie quería irse del festejo.
Se me ocurre hacer un ejercicio imaginario. Juntar a los dos grupos de chicos y chicas, de ambas fiestas en una sola.
Los chicos y chicas de la primera fiesta bailarían igual en cuanto la música sonara, alguno incluso iría a pedirle que bailara con él a alguna de las chicas de la segunda fiesta descrita. Ella muy probablemente se negaría y él chico regresaría, un tanto desairado, a pedirle a otra niña que bailara con él. Tal vez esta vez tendría suerte, porque le pediría a alguna de las chicas de la primera fiesta que le acompañara. Los chicos y chicas de la segunda fiesta, solo observarían de lejos, a los otros bailar, sonreír, gozar. Es muy difícil evitar ver a chicos con capacidades diferentes. Es más difícil verlos y evitar pensar: ¿por qué están tan contentos? ¿Cómo pueden gozar tanto si son así?
Claro que es solamente un caso hipotético. La integración entre ambos grupos es dificilmente alcanzable. Ambos se temen, unos por miedo a lo desconocido y otros por miedo al rechazo.

2 comentarios:

Hey Jude dijo...

Qué tal si se juntan los chicos de ambas fiestas, y la chica que baila con el cumpleañero anima a los chicos que no quieren bailar, algunos tal vez se animarían y los que no, pues se podrían acoplar con los que de plano prefieren permanecer sentados cuidando los zapatos de los otros; quizás entre los padres se encontrarían conocidos y se haría un gran pachangón, en el que además de la comida, les den un ponchecito y todos felices?

Seguramente habría tirados mocasines, zapatillas, botas vaqueras y tenis converse de todos los colores y diseños.

Queen Marie dijo...

Seguramente yo, a esa edad, hubiera terminado haciendo lo del segundo grupo. O a lo mejor no. Seguramente es que nadie sabe cómo y qué mueve a los adolescentes a hacer o dejar de hacer algo. Y ahí estamos los adultos tratando de que se comporten como nosotros, cuando en unas personas tienen que pasar años de madurez y en otras es tan natural.